Se notaba la emoción de los jugadores al entrar en el campo del Huéscar después de la victoria al Valderrubio. Cuando llegamos allí nos encontramos con un campo de césped, donde el Jayena no está acostumbrado a jugar, ya que el suyo es de tierra, y eso se notó en el encuentro. La pelota iba a toda velocidad y nuestros jugadores resbalaban más de una vez. Cosa que nos perjudico, pero eso no fue todo lo que nos falto en un campo que se nos quedó grande.
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